El gato, un animal apasionante
¿Sabías que el gato controla sus emociones mejor que los humanos, es más ágil que cualquier otro animal doméstico y es autosuficiente?
Tu gato necesita su propio espacio, que debes respetar para una adecuada convivencia. Es un ser muy independiente, muy distinto al perro. El gato considera que él es el dueño de la casa. Lo que es innegable es que el gato busca nuestro cariño, nuestras caricias, nuestra compañía y nuestro amor. Eso sí, sólo cuando a él le apetezca.
La capacidad de encariñarse con el amo, depende directamente de lo que éste haga para ganarse su cariño, de cómo le trate y le proporcione alimento y abrigo. El lazo que crea con su amo, llega a ser tan fuerte y de tal compenetración, que echa por tierra cualquier duda al respecto. Por esto, queremos tanto a este pequeño felino, lo cuidamos y tratamos de educar.
Como recompensa, el gato nos regala momentos de lo más enternecedores y divertidos.
Cómo comunica el gato
Uno de los rasgos que definen a los gatos respecto a otros animales es el grado de comunicación que podemos establecer con ellos. Conociendo algunos de sus rasgos es fácil saber cómo se encuentran o aquello que quieren decirnos.
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Pupilas.
Si nuestro gato está enfadado, siente miedo o excitado sexualmente, las pupilas de sus ojos se dilatan. -
Parpadeos.
Si parpadea lenta y prolongadamente nos estará transmitiendo que se encuentra bien, satisfecho y tranquilo. Este movimiento puede utilizarlo también como saludo. -
Orejas.
si están firmes es que está alerta y si, además, adoptan una ligera forma de trompeta es que está intentando captar cualquier sonido. Cuando está enojado o asustado, las pega mucho a la cabeza. -
Cola.
Los movimientos de la cola también dicen mucho de su estado. La estira hacia arriba cuando está contento o en alerta, tuerce la punta cuando está irritado y la paraliza y la infla cuando está enojado. -
Bigotes.
Son tremendamente sensibles al tacto. Los suelen utilizar para establecer un primer contacto con un posible amigo. Tras el roce con los bigotes, suele continuar el roce del lomo, el restregamiento de los costados. -
Pelo.
Está controlado por el sistema nervioso. Cuando el animal se enoja y produce adrenalina se eriza, reacción que va unida a un arqueamiento del lomo. Este movimiento tiene la finalidad de hacerle parecer lo más grande posible y de esta forma intentar atemorizar a sus enemigos. -
Sonidos.
Los gatos también expresan una rica gama de sonidos que les permite indicarnos lo que quieren, desde conceptos como comida, decir no o pedir socorro.
Los sentidos más desarrollados de los gatos
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Olfato.
Si observamos a nuestro gato, podremos ver que cuenta con un sentido del olfato muy desarrollado, que les sirve para reconocer enseguida su territorio. Además, tiene unas glándulas odoríferas muy específicas y probablemente nos resultará curioso saber que cuando se restriega contra nosotros, además de una muestra de cariño, lo que está haciendo sobre todo es marcar su territorio. -
Equilibrio.
Si el gato está acostumbrado a vivir en casa, probablemente observaremos que se mueve con absoluta soltura, sigilo y destreza, sin producir apenas alteraciones y eso se debe a su extraordinario equilibrio. Un control que, combinado con su gran sensibilidad hacia la orientación, le permite reaccionar ante cualquier estímulo de una forma instantánea. El centro del equilibrio y de la orientación en el gato se encuentra en el aparato vestibular situado en el oído interno. Si se producen infecciones en esta zona, se verá afectada la audición y el equilibrio, malestar que el gato manifestará inclinando la cabeza y avanzando en círculos. -
Oído.
Es extremadamente sensible y mucho más agudo que el oído humano. Los gatos son capaces de adaptar los pabellones auditivos de sus orejas a las formas más convenientes para captar mejor los sonidos. -
Vista.
También está muy desarrollada en los gatos. Gracias a su pupila, que cambia de tamaño y forma, regulan la cantidad de luz que entra en el ojo. Cuando la dilata es que hay poca luz, si la contrae es que la luz es excesiva. Los cambios de la pupila también denotan, como hemos dicho, el estado de ánimo del gato.
La importancia del aseo del gato
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Peinar y cepillar.
Esta es una de las tareas más importantes que debemos cumplir con nuestro gato, que nos servirá también para transmitirle nuestro cariño; se trata de una forma más de unirnos a él. Si cumplimos puntualmente con ella, vamos a apreciar los beneficios, entre los que destaca el hecho de que vamos a prevenir que vomite bolas de pelo, ya que no se le formarán. Es importante hacerlo con asiduidad y desde que es pequeñito, de esta forma nuestro gatito se acostumbrará pronto a este ritual. Además, siempre le veremos limpio, aseado y lustroso. Los utensilios que necesitamos son un cepillo de cerdas suaves o medio, si es de pelo corto, y uno de púas largas de metal, si es de pelo largo. En el primer caso, deberemos cepillarlo al menos dos veces por semana, pero si es de pelo largo es importante hacerlo todos los días. -
El baño.
No es imprescindible, ni aconsejable. Es más, los gatitos menores de seis meses son muy delicados por lo que no debemos hacerlo a no ser que sea por una causa excepcional. -
Cuidado dental.
Alrededor de los cinco meses de edad comenzarán a salirle los dientes definitivos y perderá completamente los de leche alrededor de los siete meses y medio. El gato adulto tiene en total 30 dientes. Para limpiárselos, utilicemos una gasa impregnada con bicarbonato y agua y frotemos suavemente. -
Uñas.
Si se considera que es imprescindible, debemos utilizar unas tijeras especiales y cortarle sólo las puntas, ya que podríamos lastimarle la carne o provocarle astillamientos. Antes de cortárselas, es bueno consultar con el veterinario, existen productos que les ayudan a expulsar las bolas de pelo, facilitando el proceso digestivo.
Cuidados especiales del gato mayor
Un gato, bien cuidado, puede superar los veinte años de edad en condiciones muy óptimas. Hay gatos que a partir de los diez o doce años ya muestran signos de vejez, mientras que otros, a los dieciséis, siguen siendo tan juguetones como cuando eran pequeños.
De cualquier forma, es aconsejable que, a partir de los diez o doce años de edad, le llevemos una a dos veces al año al veterinario, ya que gracias a estas revisiones podremos tener conocimiento de si manifiesta cualquier problema propio de esta edad. No está de más seguir estas recomendaciones básicas si tenemos un gato de edad avanzada:
- En primer lugar, debemos preocuparnos de que cuente con una buena provisión de agua, pues los gatos ancianos suelen beber más que cuando eran jóvenes.
- Debemos vigilar más su aseo, pues ya les va a costar hacerlo por sí solos.
- Van a tener más problemas para librarse de las bolas de pelo.
- Debemos poner un especial cuidado en el estado de sus uñas. Los gatos ancianos no suelen desgastarlas demasiado por lo que pueden crecer en exceso, curvándose hacia adentro y, si no hemos cuidado este aspecto, con el tiempo podrían hincarse dentro de las patas. Si las vemos demasiado largas habrá que cortarlas y para ello, si no nos vemos con la suficiente destreza, lo mejor es no intentarlo y acudir al veterinario.
- Hay que vigilar también el estado de los dientes y evitar que se acumule el sarro y se produzca por lo tanto inflamación de las encías.
- Debemos prestar especial atención a su lugar de descanso. La cama tiene que ser caliente y estar en un lugar donde no haya corrientes de aire.
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