Qué tierra elegir para mis plantas

Qué tierra elegir para mis plantas

Creado el 28 de marzo de 2018
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Veamos primero para qué sirve el sustrato. Es un medio sólido, orgánico o mineral, donde se desarrolla la raíz y sirve de sustento para la parte aérea de la planta. Además, actúa como retención de agua y de nutrientes, favoreciendo su crecimiento, floración y fructificación.

Dependiendo de los fabricantes, un sustrato puede incluir otro tipo de elementos inertes como perlita, vermiculita o fibra de coco, que favorecen la aireación del sustrato, su drenaje o la retención de agua o nutrientes. Por otro lado, los sustratos pueden incluir o no abonos, lo que complica aún más la elección.

Ya sabemos que es un sustrato, para qué sirve y qué elementos puede o no incluir, así que volvemos a la pregunta original: ¿qué sustrato elegir?

Sustratos universales

En primer lugar, podemos distinguir entre sustratos universales y específicos. Los sustratos universales sirven para el 90 % de las plantas, tanto de interior, como de exterior, caducas o perennes, con flor o sin flor. Así que ya tenemos la primera respuesta; si contamos con varios tipos de plantas y preferimos emplear la misma tierra para todas ellas, los sustratos universales son la mejor opción.

Suelen estar compuestos a base de turba y, dependiendo del fabricante, se les añade perlita, fibra de coco y algún abono orgánico o mineral, o estimuladores de raíces. Suelen tener un pH de entre 5 y 7.5, una capacidad de retención de agua entre el 70 y el 85% y un contenido de abono entre 50 hasta 500 miligramos por litro de sustrato. Se comercializa en tamaño de 5, 10, 12, 20, 25, 50 y 80 litros.

Sustratos específicos

Los sustratos específicos, por otro lado, se fabrican pensando en un grupo concreto de plantas, para el cual se aportan elementos específicos. Suelen estar compuestos también a base de turba y pueden existir pH diferentes u otros elementos como arcillas o abonos. Entre los sustratos específicos más habituales tenemos los siguientes:

Icono de hortensia

Sustratos ácidos.

Se caracterizan por tener un pH inferior a los sustratos universales. Oscilan entre los pH 4 y 5. Son ideales para plantas acidófilas, que en su gran mayoría son plantas de sombra o plantas de orientación norte, como es el caso de hortensias, camelias, rododendros, azaleas, gardenias, helechos, aucubas, nandinas o los acer japonés.

Icono de zanahoria

Sustratos para huerto o frutales.

Tienen un alto contenido de macronutrientes Nitrógeno (N), Fósforo (P) y Potasio (K). Estos elementos son los que favorecen el crecimiento, la floración y, en consecuencia, la generación de los frutos. Además, también pueden incluir componentes de procedencia orgánica (natural), como humus de lombriz o guano, por lo que definitivamente se convierten en los mejores sustratos para la plantación de huertos y plantas de frutos comestibles.

Icono de rosa

Sustratos para rosales.

En estos sustratos se suele añadir también un extra de abono que puede ser humus de lombriz o guano. Con estos nutrientes extra, se consigue una floración más potente. Suelen contener, además, arcilla expandida para favorecer el drenaje y la retención de nutrientes.

Icono de flor

Sustratos para plantas de flor.

Se caracterizan por su alto contenido en humus, con nitrógeno, potasio y fósforo, ya que es el macronutriente más implicado en la floración de las plantas. Son válidos para cualquier tipo de rosal y plantas de temporada de flor.

Icono de hoja verde

Sustratos para planta verde.

Son idóneos para todo tipo de plantas verdes de interior como kentias, arecas, espatifilos, crotones o begonias, entre otras, así como para todo tipo de palmeras. Suelen contener hierro (Fe), que favorece el verdor de las hojas. Son sustratos ligeramente ácidos, con pH comprendidos entre 5 y 6.5. Pueden incluir perlita para favorecer la aireación. Algunos ejemplos pueden ser.

Icono de limón

Sustratos para cítricos.

Están compuestos a base de turba de calidad, abono y quelato de hierro, para evitar la clorosis férrica que sufren normalmente los cítricos. De esta manera, aportan color y brillo a las hojas. Además, en el caso de los que encuentras en Fronda, contienen Aqua-Plus®, que favorece la absorción del agua y puede mantenerla hasta 6 meses.

Icono de orquídea

Sustratos para orquídeas.

Son sustratos con pH que giran en torno a 6.5. Se componen a base de corteza de pino para facilitar la aireación de las raíces y que estas puedan realizar la fotosíntesis. Son ideales para cualquier tipo de orquídea.

Icono de bonsai

Sustratos para bonsáis.

Ricos en nutrientes y con un pH 7, estos sustratos se caracterizan porque son muy pesados y arcillosos. Con estas características pueden retener gran cantidad de agua. Suelen llevar algún tipo de árido para facilitar el drenaje del agua

Icono de cactus

Sustratos para cactus.

Tienen pH superiores a 7. Deben ser altamente aireados, para evitar la retención de agua y las consecuentes podredumbres. Con el mismo objetivo, incluye una gran cantidad de magnesio.

Icono de semillas

Sustratos para semilleros

Son sustratos de formulación específica para favorecer la germinación de semillas. Suelen contar con un alto porcentaje de perlita y vermiculita, lo que facilita la retención de agua y de nutrientes. Son ligeros, para la fácil penetración de las raíces.

Abonos

Aunque, como ya hemos mencionado, muchos sustratos incluyen algo de abono, podemos optar por adquirirlo aparte y añadirlo cuando la planta lo necesite, normalmente, en épocas de crecimiento o floración.

El abono es, al fin y al cabo, el alimento de la planta, que se desarrolla porque intervienen los macronutrientes: Nitrógeno (N), Fósforo (P) y Potasio (K), y los micronutrientes, absorbidos en menor medida, pero también importantes: Boro (B), Hierro (Fe) o Zinc (Zn), entre otros. Los abonos pueden provenir de síntesis órgano-mineral (química) o simplemente orgánica (natural).

Los orgánicos más comunes son:

Icono de mantillo

Mantillo.

Podríamos decir que es el abono orgánico más conocido y habitual en su uso, gracias también a su precio asequible. Procede de desechos vegetales y genera un gran aporte nutritivo y protección del frio a las raíces. En contrapartida, habrá que prepararse para su particular olor, además de estar pendiente de las hierbas indeseadas que podrían aparecer.

Icono de estiércol

Estiércol de caballo.

Procede de los excrementos de caballos y supone un gran aporte nutritivo, siendo por excelencia el abono típico para el huerto y los frutales. Como el mantillo, es asequible económicamente, aunque aporta semillas de malas hierbas y algo de olor desagradable.

Icono de humus de lombriz

Humus de lombriz.

Proviene de los desechos de lombriz roja californiana, aportando nutrientes, y generando un gran rendimiento con poca cantidad. Frente a los otros abonos orgánicos, destaca la desaparición del mal olor y que no contiene semillas de malas hierbas.

Icono de guano

Guano.

Procede de las heces de aves y, al igual que ocurre con el humus de lombriz, se aportan nutrientes con gran rendimiento a partir de poca cantidad. Tampoco desprende olor, ni contiene semillas de malas hierbas.