Árboles frutales

Los árboles frutales son plantas que nos proveen de frutas aptas para su consumo y dar sombra en el jardín. Además, son súper especiales pues producen durante muchos años y son fuente de vitaminas y minerales.

... Leer más
Has visto 18 productos de 18

Tipos de árboles frutales

Aunque lo primero que se nos venga a la cabeza cuando pensamos en árboles frutales sean las manzanas o los melocotones, entre otras frutas, la verdad es que existen muchas variedades y algunas de ellas tienen, incluso, diferentes especies. Por ello mismo, existen muchas formas de clasificarlos, en función de sus características.

Árboles frutales por tipo de frutos

Los árboles frutales se pueden clasificar según el tipo de fruto que producen:

  • Frutales de fruta dulce
    • Los frutales de pepita son aquellos cuyos frutos albergan pequeñas pepitas en su interior. En esta categoría podemos incluir el peral (Pyrus communis) y el manzano (Malus domestica).
    • Los frutales con hueso son aquellos que dan frutos carnosos, cuyas semillas están dentro de un hueso duro. En esta categoría podemos incluir algunos cultivos del género Prunus como el melocotonero o la nectarina (Prunus persica); las diferentes especies del cerezo, como el dulce (Prunus avium o el guindo Prunus cerasus); el albaricoquero (Prunus armeniaca); y el ciruelo (Prunus domestica).
    • También existen otras especies de frutales que se pueden enmarcar dentro de esta categoría, como la higuera (Ficus carica), el kiwi (Actindia deliciosa) o la platanera (Musa x paradisiaca), entre otras.
  • Frutales de frutos secos, que son aquellos que producen frutos dentro de una cáscara, en cuyo interior están los frutos secos que conocemos como aptos para el consumo humano. Algunos de los más representativos son el almendro (Prunus dulcis); el avellano (Corylus); el nogal (Junglans regia); el roble (Quercus robur o Quercus rubra), cuyo fruto es la bellota; o el castaño (Castanea sativa).
  • Frutales de pequeños frutos, que son de menor tamaño que el resto de frutales y de porte más arbustivo. También sus frutos comestibles son más pequeñas. Aquí podemos incluir el frambueso (Rubus idaeus) y el arándano (Vaccinium corymbosum).
  • Frutales cítricos, cuyas frutas tienen un alto contenido en vitamina C y un sabor ácido muy característico. En esta categoría se incluye el limonero (Citrus x limon), el naranjo (Citrus x sinensis), el pomelo (Citrus x paradisi), el mandarino (Citrus reticulata) o la Lima (Citrus x aurantifolia). Este tipo de árboles se usan, a menudo, junto con las plantas aromáticas, para fragancias del hogar.

Árboles frutales según sus necesidades climáticas

Es importante saber que no todos los árboles frutales tienen las mismas necesidades climáticas para tener un desarrollo adecuado. Por eso, los podemos clasificar en función del tipo de clima que precisan para crecer, florecer y dar los mejores frutos.

  • Frutales para clima frío. Son aquellos que tienen baja necesidad de calor, pues soportan las heladas frecuentes y temperaturas inferiores a -10 °C, como el nogal, el peral, el arándano, el avellano, el cerezo, el frambueso, el manzano o el melocotonero.
  • Frutales para clima templado. Son aquellos que crecen donde hay heladas escasas y las temperaturas rara vez alcanzan -10 °C, como el albaricoquero, el almendro, el castaño o el olivo (Olea europaea).
  • Frutales para clima mediterráneo. Son aquellos que no aguantan temperaturas más bajas de -5 °C y no se llevan bien con las heladas, como pueden ser el roble, el limonero, el mandarino o el naranjo.
  • Frutales para clima tropical, en el que las temperaturas nunca son inferiores a 3ºC. Aquí se incluiría el aguacate (Persea americana) o el mango (Mangifera indica), entre muchas otras variedades.

Es importante destacar que esta lista no es limitada ni excluyente, es decir, no significa que el olivo, por ejemplo, no se pueda desarrollar en el clima mediterráneo, porque sabemos que puede hacerlo. Se trata, por tanto, de una clasificación orientativa.

Finalidad del cultivo de árboles frutales

La finalidad principal del cultivo de árboles frutales es la producción de frutas, que se puede destinar a:

  • Consumo directo, ya sea como fruto fresco o fruto seco.
  • Transformación en otros productos. Las uvas, por ejemplo, se pueden utilizar para hacer vino o las manzanas para hacer sidra. Casi todas las frutas suelen ser usadas para hacer zumos de distintos sabores. Además, con las frutas también se pueden hacer mermeladas o conservas.
  • Algunos de los frutales también pueden ser meramente ornamentales. El cerezo japonés (Prunus serrulata 'Kanzan'), por ejemplo, raramente da frutos, pero su floración es espectacular durante la primavera.
  • Producción de maderas nobles. Algunos frutales como el nogal pueden ser aptos para obtener madera de alta calidad, que después se puede utilizar, por ejemplo, para la fabricación de muebles.

Cuidados generales de los árboles frutales

El cuidado de los árboles frutales dependerá de las condiciones en las que se encuentren, tanto de plantación como climatológicas, por lo que aquí ofreceremos consejos básicos, que deberán ajustarse en función de las necesidades que cada árbol presente.

  • Es imprescindible que los frutales estén a situados a pleno sol, ya que necesitan muchas horas de luz para crecer y producir frutos.
  • Será necesario proteger de las heladas aquellos frutales que no soporten bien el frío. Para ello se suelen utilizar fundas invernales, que crean un microclima, dejando pasar el aire, la luz y el agua.
  • Se recomienda regar por goteo a primera hora de la mañana o por la noche, que es cuando las raíces absorberán mejor y más rápidamente el agua, ya que si lo hacemos en las horas de más sol, la tierra se secará más fácilmente. Los frutales tienen que tener riego frecuente en verano, proporcionándoles agua prácticamente todos los días. En invierno, sin embargo, deberemos valorar cuánto riego necesita cada frutal en función de las lluvias. Lo mejor será revisar la tierra y no regar si ya está húmeda. También es importante tener en cuenta si el ejemplar está recién plantado, que será cuando necesite más atención, o si, por el contrario, es un frutal adulto, que ya está adaptado al medio.
  • Prefieren vivir en un terreno de secano, pues no necesitan mucha humedad y es importante que su sustrato no esté encharcado.
  • Es importante que el sustrato sea específico para frutales o cítricos, pues necesitan desarrollarse en suelo rico en nutrientes y en materia orgánica, que aporte aroma y sabor a las frutas.
  • Se pueden cultivan tanto en suelo como en maceta. Si tienes un espacio reducido, puedes tener frutales en maceta, siempre que te asegures de que tengan un drenaje adecuado y de que la maceta tiene el tamaño adecuado.
  • Se recomienda podar cuando la planta esté en periodo de reposo, es decir, a finales de invierno, justo antes de que comience a brotar.

Enfermedades de los árboles frutales y cómo prevenirlas

Los árboles frutales son plantas de exterior que decorarán tu jardín en primavera cuando estén florecidos, dando color a tu espacio, y, además, te darán deliciosos frutos de muy buen sabor. Sin embargo, hay que tener en cuenta que para disfrutarlos, deberemos mantenerlos totalmente saludables, que, a veces, no es tarea fácil, pues algunos frutales son susceptibles a enfermedades que pueden afectar su salud y reducir la producción de frutas.

Los cerezos y los ciruelos, por ejemplo, pueden verse afectados por la plaga del pulgón, que debilita el árbol y reduce su crecimiento, retrasando la formación de los ejemplares jóvenes. Por ello, para prevenir será importante evitar que las hormigas suban a la copa del árbol, colocando una banda de cola entomológica en la base del tronco.

Las orugas pueden devorar el follaje de los árboles, privándoles así de sus hojas, lo que puede provocarles desnutrición y poca o nula fructificación. Para tratar este tipo de plagas, se deberá seleccionar el insecticida adecuado para ello.

Otro síntoma de enfermedad que afecta a los frutales es la gomosis, que se da cuando los árboles manifiestan formación de resina en el tronco. Al tratarse de una enfermedad que se suele desarrollar cuando hay presencia de hongos, la mejor forma de prevenirlo es asegurándose de tener un buen drenaje, lo que evita la acumulación de humedad en el sustrato. En casos, graves, se podrá aplicar un fungicida específico para este tipo de enfermedad.

La mejor forma de mantener saludable las plantas y prevenir la aparición de ciertas enfermedades es aportarles un buen abono natural, que les asegure los nutrientes necesarios para su desarrollo. El guano, por ejemplo, multiplica la vida bacteriana del suelo haciéndolo más fértil, estimulando el crecimiento y el aroma.