Son tallos subterráneos modificados y engrosados, en los que la planta acumula los nutrientes, para utilizarlos como reserva. Por esto, son muy ricos en hidratos de carbono.
Son uno de los productos naturales que la tierra nos brinda, unos auténticos tesoros que se convierten en una forma excelente de energía. Además, proporcionan en cantidades variables proteínas, vitaminas y minerales esenciales. ¡Ah!, y son muy fáciles de cultivar.
Algunos de los más populares son:
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Cebolla Blanca:
el sabor es más suave y dulce que el de la cebolla amarilla, por eso son ideales para comerlas crudas. -
Cebolla Amarilla:
la cebolla amarilla es una de las cebollas más utilizadas en la cocina por su contundente, pero no fuerte sabor, lo que las hace muy versátiles para su uso culinario. -
Cebolla Figueras:
es ideal para usarla en crudo, con un sabor fuerte, algo picante. Cocinada, este sabor se suaviza un poco. -
Cebolla Babosa:
piel de color dorado, muy fina, carne blanca amarillenta y de sabor dulce y suave. -
Puerro:
tiene un sabor característico, parecido al de las cebollas pero más suave. Hojas muy anchas y de color verde amarillento. Tamaño grueso. -
Zanahoria:
variedad de raíz con longitud de 15 a 18 cm, de forma cilíndrica, con extremo redondeado, sin corazón. La piel es fina y el color es naranja fuerte. Textura tierna y sabor dulce. -
Rabanitos:
variedad de rabanito de raíz cilíndrica y de color rojo con la punta blanca. Es un cultivo muy fácil y rápido. Cada 30 días podemos tener rabanitos bien formados y listos para comer. -
Cacahuete:
es una planta originaria de América. Los frutos crecen bajo el suelo, dentro de una vaina leñosa redondeada que contiene de una a cinco semillas.